Una de las primeras causas de la infelicidad humana, es no aceptar las situaciones que van transcurriendo en nuestro día a día, también la no aceptación a personas de nuestro entorno. Todo esto va causando un sufrimiento innecesario, ya que en ocasiones sí que podemos cambiar situaciones, pero cundo se trata de personas es prácticamente imposible y poco ético. Ya que cada cual tiene su ritmo y progreso personal.
Si que es cierto que las personas que son más flexibles de mente, tienen más capacidad de aceptación y de amoldarse a nuevas situaciones, y cambios repentinos que aparecen en el camino.
Para practicar la aceptación, es necesario primero que practiquemos la empatía, la empatía es ponerse en la piel del otro, de esta manera es más difícil juzgar ya que nos ponemos en posición de la otra persona y podemos comprender más las actitudes y comportamientos que esta teniendo y nos están molestando y no estamos aceptando. En cambio cuando se trata de situaciones, la mejor opción es ver el aprendizaje de lo que está sucediendo.
La aceptación no implica resignación, sino más bien entender que hay cosas y personas que no podemos cambiar y es mejor aprender a adaptarnos y encontrar la lección en cada situación. Aceptar no significa estar de acuerdo o aprobar lo que sucede, sino más bien liberarnos del sufrimiento innecesario que nos genera resistirnos a lo que no podemos cambiar.
La aceptación también implica dejar de luchar contra la realidad y aprender a fluir con ella. Es comprender que hay cosas que están fuera de nuestro control y que no podemos controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor. En lugar de resistirnos y sufrir por ello, podemos aprender a adaptarnos, a encontrar soluciones creativas y a aprovechar las oportunidades que se presentan.
La aceptación nos ayuda a vivir en paz y ser más felices. Nos libera de la frustración y el estrés que genera querer cambiar lo que no podemos y nos permite enfocar nuestra energía en aquello que sí podemos influir.
La aceptación es una habilidad importante para nuestra vida cotidiana. Nos ayuda a resistirnos menos, a fluir con las situaciones y a encontrar la paz y la felicidad en el presente. Practicar la empatía y aprender a ver el aprendizaje en cada situación son herramientas clave para cultivar una actitud de aceptación en nuestra vida.